La Velocidad
Uno de los factores de riesgo que te vamos a presentar es la velocidad excesiva o inadecuada. Como verás, una gran parte de los accidentes de tráfico que se producen en nuestras ciudades y carreteras se puede relacionar directamente con este peligroso factor de riesgo.
Además, con exceso de velocidad, cualquier accidente en el que te veas envuelto va a tener unas consecuencias mucho más graves que si tu velocidad hubiera sido moderada.Por ello, es muy importante que llegues a ser consciente de la magnitud que representa este problema para todos nosotros.
Por el contrario, la velocidad adecuada puede ser considerada como un factor protector frente a los accidentes de tráfico. Circular siempre a una velocidad adecuada a la situación en la que te encuentras puede evitar que sufras un accidente y aunque este finalmente llegue a producirse, probablemente será de mucha menor gravedad que si hubieras estado circulando más velozmente.
La velocidad excesiva o inadecuada
La velocidad excesiva o inadecuada es, junto con las distracciones y el alcohol, una de las principales causas de accidentes de tráfico, debido a que potencia todos los fallos humanos en la conducción.
La probabilidad de morir o sufrir lesiones graves permanentes es mucho mayor en un accidente con velocidad excesiva que en otro con una velocidad más moderada. Esto sucede independientemente de si la causa última del accidente ha sido o no el exceso de velocidad.
La explicación de este hecho la encontramos en las leyes de la física: un vehículo en movimiento acumula una energía denominada cinética. Esta energía aumenta en función del peso y de la velocidad del vehículo.Por este motivo, circular con tu vehículo por encima del limite de velocidad con tan solo unos pocos kilómetros por hora de más, significa que una gran cantidad de energía extra se acumula.Por ejemplo:
Los daños físicos y materiales que sufras en caso de accidente están muy relacionados con la cantidad de energía que hayas acumulado. Por ejemplo, si colisionas contra un objeto rígido, el impacto puede compararse a saltar con tu vehículo desde un determinado edificio.
Una colisión a 50 km/h equivale a caer desde un tercer piso.
Una colisión a 120 km/h equivale a caer desde el piso 14.
Una colisión a 180 km/h equivale a caer desde el piso 36.
La velocidad excesiva también influye en gran medida en la mortalidad de peatones y ciclistas. A 30 km/h tan sólo el 5% de los peatones atropellados fallecerá a consecuencia del accidente, mientras que a 50 km/h la proporción de muertos se aproxima al 50%. A partir de 80 km/h prácticamente todos los peatones atropellados morirán a consecuencia de las lesiones sufridas.
Además, a partir de los 30 km/h y especialmente entre los 40 y los 55 km/h, la probabilidad de causar una discapacidad a un peatón como resultado del atropello es ya muy significativa.Por todo ello, las limitaciones de velocidad son un instrumento importante y justificado para reducir las tasas de accidentalidad. Se ha calculado que reducir tan sólo 1 km/h la velocidad media de circulación, podría disminuir un 3% la siniestralidad. La velocidad moderada es siempre un factor protector frente a los accidentes de tráfico.Muchos conductores opinan que las limitaciones de velocidad actuales son exageradas ya que las mejoras técnicas de los vehículos y de carreteras podrían permitir circular a mayor velocidad con total seguridad. Pero esta opinión no se corresponde con la realidad, pues el problema es que al aumentar la velocidad se potencia el error humano:
La velocidad hace que te sea más difícil evaluar correctamente las situaciones de tráfico, ya que reduce la cantidad y la calidad de la información que puedes recoger del ambiente.
La velocidad deja menos tiempo para la toma de decisiones, por lo que tu elección de respuesta será más precipitada y probablemente menos correcta.
La velocidad hace más complicada la ejecución de determinadas maniobras o la rectificación de los errores.
La velocidad aumenta el riesgo creado por otros factores tales como las distracciones, el alcohol, la fatiga, la somnolencia, etc.
Tipos de velocidad
Hay conductores que piensan que respetando los límites de velocidad permitidos siempre circularán de manera segura. Sin embargo, hay muchas circunstancias en las que no superar la velocidad máxima no es suficiente para evitar el accidente.Como bien sabes, conducir con lluvia o con niebla, hace más peligrosa la conducción. Es por ello que, en estas condiciones, la velocidad adecuada se encuentra con toda probabilidad por debajo del máximo permitido.
Pero no sólo la meteorología es importante a la hora de controlar la velocidad. Hay muchas otras situaciones en las que debes poner especial atención sobre ella. En verdad, cualquier alteración del estado de la vía (como las que ya hemos comentado, entre otras), del vehículo (problemas con los neumáticos o con las luces, por ejemplo) y del propio conductor (tales como la fatiga o el sueño) son circunstancias que siempre deben hacernos moderar la velocidad, si queremos evitar el accidente.
En definitiva, se podría decir que hay una serie de conceptos sobre la velocidad que en muchas ocasiones suelen malinterpretarse. Veamos algunos:
Velocidad máxima: Límite superior de velocidad permitido para la vía por la que circulamos, ya sea por las normas generales de circulación o por la señalización vertical u horizontal.
Velocidad mínima: Límite inferior de velocidad permitido para la vía por la que circulamos, ya sea basándose en las normas generales de circulación o en la señalización vertical u horizontal.
Velocidad inadecuada: Velocidad no adaptada a las condiciones de la vía, del tráfico, del vehículo o del propio conductor. Esta velocidad no te permitirá controlar tu vehículo en situaciones problemáticas. Generalmente la velocidad inadecuada suele ser por exceso (velocidad excesiva).
Velocidad adecuada: Velocidad que te permite dominar el vehículo ante cualquier obstáculo o imprevisto. Como hemos comentado, la velocidad adecuada no ha de basarse sólo en los límites que marca la señalización, sino que también hemos de tener muy en cuenta las condiciones de la vía, de nuestro vehículo y nuestro propio estado.
Distancia de detención o de seguridad
El primer efecto de la velocidad sobre la conducción es el aumento de la distancia de detención. Cuanto más rápidamente circules, más tiempo tardarás y más espacio recorrerás antes de que tu vehículo se detenga por completo o antes de que disminuya la velocidad lo suficiente como para evitar el accidente.La distancia de detención es igual a la suma de la distancia de reacción (espacio que recorres antes de pisar el freno) más la distancia de frenado (espacio que recorres durante la frenada).
En esta distancia de detención, además de la velocidad, influyen de manera importante:
El estado de la vía (firme en mal estado, etc.).
Condiciones climatológicas (lluvia.nieve, etc.)
El estado del vehículo (frenos, neumáticos, amortiguación, etc.)
El estado del conductor (fatiga, sueño, alcoholemia, etc.).Por ello, como decíamos antes, es muy importante adecuar nuestra velocidad al estado en el que se encuentren estos tres elementos.
Distancia de reacción
Desde que percibes el peligro (por ejemplo, un niño invadiendo la vía por sorpresa) hasta que pisas el pedal de freno pasa un cierto tiempo que llamamos tiempo de reacción. La distancia que recorres durante este tiempo se llama distancia de reacción.Tu tiempo de reacción depende de tus reflejos, tu estado de ánimo, tu nivel de alerta, si estás o no bajo los efectos del alcohol e incluso de la temperatura del interior de tu coche, entre otros muchos factores.
Se suele considerar normal un tiempo de reacción de 0,75 segundos, durante los cuales recorrerás más o menos metros dependiendo de la velocidad a la que circules. Por ejemplo, si vas a 50 km/h recorrerás unos 10 metros antes de empezar a frenar, mientras que a 120 km/h la distancia recorrida ascendería a 25 metros.
La distancia de Frenado
La distancia de frenado es aquella que recorre el vehículo desde que pisas el pedal del freno hasta que se detiene el vehículo.Está determinada principalmente por la velocidad a la que circulas, pero también se ve afectada por:
La masa del vehículo, la carga que lleves y su colocación.
El estado de los frenos, los neumáticos y los amortiguadores.
La existencia y funcionamiento de los dispositivos electrónicos de asistencia a la frenada.
Las condiciones de la vía (húmeda, seca, con firme liso o rugoso).•Las condiciones del entorno (nieve o hielo).
Velocidad y toma de curvas
En las curvas los vehículos se someten a una serie de fuerzas que, si se desequilibran, pueden acabar por sacarlo de la vía. Si circulas a una velocidad excesiva por las curvas, el vehículo puede llegar a volverse inestable y perder su trayectoria.La velocidad, además de aumentar la posibilidad de que se produzca un derrape, disminuye la capacidad de frenado. Por ello, la probabilidad de accidente en curva se incrementa sensiblemente con la velocidad y se dispara, por ejemplo, cuando el suelo está mojado o cuando los neumáticos están en mal estado.